Una de las clases más apasionantes que he tenido de didáctica ha sido la clase en la que hablamos sobre la creatividad. Esta clase se desarrolló mas o menos así:
Un día como otro cualquiera la joven Laura se levantó para ir a la universidad. Desde hacía un tiempo estaba un poco desanimada, ya que había un reto que no conseguía superar: sacarse el carnet de conducir. Como cada mañana solía hacer, tomó el bus de las 7 y luego cogío el metro para estar en la universidad a la hora justa. La joven sólo pensaba en el día tan duro que le esperaba, pues en cuanto acabaran las clases, debería almorzar en el mismo coche de camino a la autoescuela para no perder clases de coche. Para ella era una situación bastante difícil pues, su esfuerzo y posterior desánimo al no conseguir el carnet le impedía disfrutar de la carrera que tanto le gustaba. Cuando llegó a clase no tenía ganas suficientes de prestar atención... y distraída pasó unas tres horas y media, hasta que llegó el momento de dar clase de didáctica. Ella, no tenía especial ilusión por atender a clase aquel día, pero, de repente la profesora pidió a toda clase que dibujara una casa. ¡Vaya sorpresa!... Y a Laura le encantan las sorpresas. Así que, sus ojos se abrieron y corriendo buscó papel y boli para dibujar una bonita casa, rodeada de árboles, con sus ventanas, su desván... Pero, ¡qué decepción!, la profesora comprobó y demostró que todos, absolutamente todos los alumnos habían dibujado una casa excesivamente similar. ¿Por qué? se preguntó Laura. Porqué si cada persona que integra esta clase es diferente, ha vivido cosas diferentes, piensa de forma diferente y siente de manera distinta... ¿cómo podían ser todas las casas prácticamente iguales?. Y ahí va la respuesta: nuestra creatividad había muerto o mejor dicho, la habían matado a lo largo de nuestra vida. Tanto en primaria como en secundaria se habían preocupado de hacerles excesivamente iguales, sin posibilidad de crear, de innovar o de dar rienda suelta a la imaginación. A partir de ahí, visualizaron un vídeo del programa Redes cuyo presentador es Eduard Punset donde desarrollaban el tema de la creatividad, de la mano de gente creativa y algunos estudiosos del tema. http://www.youtube.com/watch?v=TOHaSdZfwP4
Aquel día Laura aprendió varias cosas: para aprender a ser creativa, necesitaría una pasión que produjera ideas que pudieran llevarse a la práctica. Para conseguir todo esto, debería vencer el miedo y apostar por el riesgo, pues aunque al arriesgar puede esquivocarse también le dará la posibilidad de hacer nuevas creaciones, nuevos intentos. Ella desde pequeña ha escuchado "Quien no arriesga no gana" . A partir de ese día, Laura siempre tiene en mente la necesidad de encontrar su elemento o pasión, y para ello tiene claro que debe arriesgarse.
Uno de los primeros riesgos a los que quiere enfrentarse es al Teatro. Siempre le ha fascinado y aunque se ve incapacitada le encantaría formar parte del sentimiento que desborda ese arte. Pero, antes de ello aún tiene que conseguir su ansiada meta: aprobar el examen de conducir.
Ésta fue nuestra clase de aquel día perdido del mes de diciembre. Poco después quisimos demostrar que NUESTRA CREATIVIDAD NO HABÍA MUERTO, e hicimos este vídeo tan estupendo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario